miércoles, 30 de julio de 2008

MEMORIA Y EXILIO


MEMORIA Y EXILIO

Memoria e historia, en el año 2006 coincidieron varios aniversarios, se cumplieron 75 años de la proclamación de la II República y se cumplieron 70 del inicio de la Guerra Civil Española. Este año estuvo marcado por dos factores, uno de orden externo y otro de orden interno, el externo ha sido la condena por parte del Parlamento Europeo del Régimen de Franco, y el de orden interno ha sido el proyecto (inconcluso por ahora) de la ley de la Memoria Histórica.

Tal confluencia de aniversarios ha tenido muchos ecos en los medios de comunicación, y en la historiografía, se comprobado que el recuerdo de aquella época tiene una doble memoria de la República, una memoria positiva y una memoria negativa.

La memoria negativa se estructura en torno a dos ideas fundamentales, la república fue el precedente de la guerra civil y la guerra civil se desencadenó para frenar el desorden y el caos que se produjeron durante la República, desde este punto de vista la memoria de la II República siempre se ha vertebrado con su desenlace, con la Guerra Civil, es como si siempre nos hubiéramos acercado a este periodo con su desenlace, es decir que sin República no hubiera habido Guerra Civil. Y ese es el primer punto que hay que desmontar, la Guerra Civil no la desencadenó la República, la desencadenó un Golpe de Estado, una sublevación Militar, si una parte del ejercito no se hubiera sublevado contra el gobierno legítimo de la República no hubiera habido Guerra Civil. Podemos hacer un paralelismo con el Golpe de Tejero, salvando las distancias, si Tejero hubiera triunfado, ahora simplemente no tendríamos Democracia.

Además el Golpe estuvo mal planificado, solo se sublevó un sector del ejercito, no todo, recibió ayuda inmediata de Hitler y Mussolini, lo que alargó la contienda. Además este sector del ejercito suele decirse se sublevó para sacar al país de la anarquía y del desenfreno, eso pertenece a la memoria negativa, la quema de conventos, Casasviejas, etc. Eso por no hablar del mito comunista o de la conspiración judeomasónica, que formaron parte hasta el final de la ideología justificativa del régimen de Franco.

Pero frente a esto hay que subrayar la memoria positiva de la II República, y en este sentido hay que resaltar al menos dos cosas, en primer lugar la República fue la primera experiencia democrática en la España Contemporánea de largo alcance, el primer intento serio de establecer en España un régimen democrático, con todo lo que la democracia conlleva, libertad de expresión, libertad de asociación, de cultos, sufragio universal, enseñanza pública obligatoria y gratuita, y por tanto, huelgas, desordenes públicos, debates, que no son en ultimo termino sino manifestaciones del ejercicio de esas libertades, y nada que los mecanismos de un Estado democrático no estén en condiciones de frenar.

Además, hoy sabemos que el verdadero peligro no ya en la España de los treinta sino en la Europa de entreguerras, de la Europa de entreguerras no era el comunismo, sino el nazismo, como más adelante se pudo comprobar. Sobre el peligro Judeomasónico en el que se aunaban todos los peligros de supuesta antiespaña, ni siquiera pueden plantearse así, porque judío y masónico, no son ya elementos equivalentes, sino casi antagónicos. Por otra parte la masonería está hoy en día desmitificada, y lo ha dejado como lo que fue, un movimiento impulsor de toda la herencia de la Ilustración y de la Revolución Francesa. En último término, la historiografía solvente a demostrado que la utilización reiterada de un mito inexistente se alimento durante los años Republicanos por lo elementos reaccionarios para intoxicar la convivencia durante la República, un mito inexistente que se mantuvo hasta el final del Franquismo.

En tercer lugar, siendo lo más importante, es el proyecto democrático que quiso ser la República, pretendía atajar graves problemas estructurales que venía arrastrando España desde hacía siglos, y que el régimen de la Restauración y el reinado de Alfonso XIII no supieron atajar. Era necesario cambiar la estructura de la propiedad, la mayoría de la propiedad estaba en manos de unos pocos terratenientes, todavía, de ahí nació la reforma agraria, era necesario una profunda reforma educativa, la mayoría de la población era analfabeta, de ahí nació la reforma de la educación, y la necesidad de acabar con el poder del clero secular y de la iglesia en la enseñanza, había que atajar la permanente tentación del ejercito de suplantar el poder civil, no olvidemos que Alfonso XIII le había dado el poder a un militar, como fue la Dictadura de Primo de Rivera, que fue el régimen inmediatamente precedente a la República y que en el propio bienio Republicano en el año 32 ya tuvo un intento de golpe militar, el golpe del General Sanjurjo, apenas un año después de haberse proclamado la República. Y de ahí nacieron las reformas militares del Ministro de la Guerra, Manuel Azaña, que en contra de lo que se ha dicho no pretendía triturar al ejército, sino simplemente adecuarlo a su función que no es otra que la defensa nacional.

Había que adecuar la relación institucional entre el Estado y la Iglesia a las necesidades de un estado moderno, y de ahí nació la reforma religiosa, la República no fue anticlerical, fue laica, había que sentar en definitiva las bases de un verdadero estado democrático, y de ahí nació la constitución de 1931, una de las más avanzadas de su época, y una de las mejores en la historia del constitucionalismo español. Una constitución que reconocía las autonomías, pero no el estado plurinacional, reconociendo un estado integral, que aunaba sin anular, y se declaraba expresamente no federal.

La república trajo en fin el reconocimiento de la ciudadanía para las mujeres, el sufragio verdaderamente universal, es decir para hombres y mujeres, que se ejerció en España en 1933, y que fuimos los primeros de Europa que reconocieron tal derecho, supuso la incorporación activa de Europa, participando activamente en la Sociedad de Naciones, precedente de la actual ONU, se declaró pacifista en la Constitución, en el artículo seis se decía que se renunciaba a la guerra como instrumento de política nacional, la República impulsó un apolítica educativa sin precedentes, el presupuesto de instrucción pública era mucho mayor que el de Defensa Nacional, impulsó iniciativas muy importantes, pioneras, como las misiones pedagógicas, llevo la cultura a todos los pueblos de España, como en teatro con La Barraca, obras de arte, cultura, etc. Se desarrolló además en la época de Plata de la cultura española, durante la República coincidieron tres generaciones, la generación del 98, con Baraja, Azorín, Machado, Unamuno…. La generación del 14, que fue netamente republicana, con sus grandes figuras, científicos, escritores, filósofos, con Salvador de Madariaga, Juan Negrín, Azaña, De los Ríos, Giral, y la generación del 27, con Dalí, Picasso, Rafael Alberti, o Federico García Lorca.
Para terminar, hay que recordarla, no como lo que fue, sino como lo que quiso ser, Manuel Azaña dijo premonitoriamente en 1930 que la República será democrática o no será, las circunstancias la superaron, se vio desbordada por los extremos, la extrema izquierda y la extrema derecha.

Por eso se puede afirmar, sin ningún género de dudas, que si tenemos la democracia de hoy en día es gracias a la República, ya que en la Monarquía de Juan Carlos I se han hecho realidad muchos de aquellos proyectos que la República impulsó.

BASADO EN UN PROGRAMA DE RADIO DE ÁNGLES EGIDO LEÓN. UNED

ESCRITO POR RUBÉN CAÑADA PÉREZ.

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