jueves, 24 de julio de 2008

ESCANDINAVIA

LUNES 30 DE MAYO DE 2005

Nos levantamos super prontito, me puse guapísima y metimos en la maleta las últimas cosillas, cepillo de dientes, exfoliante corporal... ya sabéis, lo básico.
Nos llevaba mi tío al aeropuerto, así que allá que fuimos.
Primer destino: Copenhague. Allí sólo haríamos una escala de 6 horas hasta que saliera el avión que nos llevaría a Bergen, así que en cuanto llegamos cogimos un mapa y le preguntamos a una señora taquillera que cómo hacíamos para ir a ver La Sirenita.
Nos vendió un par de billetes para un tren que salía del mismo aeropuerto, picamos el billete en el andén (que no hay ni revisores ni tornos ni ná de ná) y en 20 minutitos estábamos en la estación que nos dijo la pija esa. Estuvimos por un parque muy bonito y muy verde, con un lago que rodeaba el parque, vimos fuentes, estatuas y esas cosas que hay por ahí.


Vimos pocos coches y muchas bicis. Al final llegamos a la Sirenita, estuvimos allí un ratito, hicimos unas fotos y volvimos al aeropuerto. El avión salía a las 22:40 h., así que antes cenamos algo en el Burguer y nos fuimos a monear un poco. Era entretenido, porque había videoconsolas para jugar.


Despegar en Copenhague a esa hora fue muy bonito estaba todo iluminado y aún no había oscurecido del todo, y con tanto mar por todos lados era guay. Poco más de una hora y ya estábamos en Bergen, el comienzo real de nuestro viaje. Llegamos sobre las 12 de la noche, recogimos las maletas y nos estaban esperando una furgonetilla y dos coches, alucinante, ni un minibus ni ná, lo más cutre del mundo, éramos unas 10 personas, y nos llevaron al hotel.
Allí nos recibió una de las guías (íbamos a ser dos grupos de españolitos) y nos estuvo explicando lo que íbamos a hacer al día siguiente y como nos repartiríamos en los autobuses.
Y poco más, subimos a nuestra habitación, una buhardilla muy mona, y dormimos un poco aunque por las ventanas entrara tanta luz. No volveríamos a ver la noche hasta 15 días después.....





MARTES 31 DE MAYO DE 2006

El martes por la mañana nos despertamos muy prontito, a las 7.30, y bajamos a desayunar para descubrir la primera sorpresa del día, la comida noruega. Lo primero, no hay leche caliente. Lo segundo, no hay colacao ni nesquick ni nada de eso que me gusta a mí. Lo tercero, el café es aguachirri. Y lo cuarto, no hay tostador. Toma ya, la primera en la frente. Y qué mierdas desayuno yo? Sandía, desayuné sandía. En fin. Después del desayuno salimos y cargamos las maletas en el autobús. Recogimos a Luis Alberto y nos enseñó la ciudad. Luis Alberto era un tío chileno que llevaba viviendo allí 19 años, y la verdad es que nos lo explicó todo muy bien. Primero dimos una vuelta en autobús para ver los edificios más importantes y luego nos fuimos a una islita que hay por allí en donde un día vivió un compositor muy importante que compuso una música muy bonita. El Amanecer o algo así se llama. Si la escuchais la conoceis, pero vamos, que no tiene ninguna emoción, una música clásica y punto.
En 1955 la ciudad de Bergen sufrió el mayor incendio de su historia, y se quemó la mitad de la ciudad. A partir de ese momento se prohibió la construcción en madera, pero como son unas casitas tan chulis chupis guays pues un señor empezó a desmontar casas de las que habían quedado en pie y se las empezó a llevar a la isla. Una por una. Y las volvió a montar allí. Es como un pueblo fantasma, nadie vive allí, sólo una casa está habitada, la del señor que hizo el traslado, pero ya está muerto, ahora vive allí su nieto. Cada casa representa una profesión, y claro, nosotros nos hicimos la foto en la casa del panadero!!!
Vimos también la casa del músico, la del famoso, y el estudio donde compuso la cancioncilla esa famosa. Unas cuantas fotos y vuelta a la ciudad. Vimos el puerto y el mercado, que lo ponen todos los días del año y está llenito de españoles. Luego dimos una vuelta por la Ciudad Hanseática, que son las típicas casitas esas de madera de colores que salen en todas partes, patrimonio de la Humanidad .


Ahí fue donde arramplaron los nazis y se quedaron a controlar el bacalao, pero no es una frase hecha, es la realidad. Era una ciudad de alemanes, sólo podían entrar alemanes, y he dicho alemanes, no alemanas, eh? Nada de mujeres, sólo trabajo, trabajo y trabajo. Y jugaban al teto en los descansos, pero vamos, eso ya es suposición mía. En fin, que era un sitio bastante bonito.
Luego nos fuimos al funicular, y subimos muy arriba del todo, es cierto que está muy alto el cielo, como dicen por ahí. Desde arribota del todo vimos toda la ciudad, hicimos miles de fotos.









Bajamos y sacamos del cajero miles de coronas para poder sobrevivir, y luego nos fuimos a dar una vuelta al mercado por nuestra cuenta. Era guay porque todo el mundo hablaba en español. Probamos unas gambitas muy ricas y carne de ballena con aceite y limón, muy rica, compramos un poquito. También compramos salmón que hemos acabado tirando y salchichón de reno y de alce, que nos hemos comido ya aquí con la family, muy rico también. Nos encontramos con un niño noruego que me hizo una entrevista en inglés, estaba el pobre haciendo los deberes, y tenía que entrevistar a turistas en el mercado. Así que tuve que poner en marcha mis conocimientos, y no fue muy mal. El niño ya prometía, con unos 10 ó 12 años más tiene que tener una pinta bien buena. En fin... Nos llevaron a comer a un sitio asqueroso. Una crema de bacalao, un trozo seco de pollo y unas patatas cocidas asquerosas. Era el principio del calvario. Después cogimos el autobús rumbo al Valle de Voss, que no del Boss, y por el camino nos fueron contando seguramente algo interesante, yo me dormí al instante.


Hicimos una paradita en un lugar muy bonito que había una cascada enorme, y hacía un frío espantoso . Pero bueno, así me despejé un poquito. Luego un poco más de autobús hasta nuestro hotelito, una pequeña casita de madera enfrente de un lago precioso.
Antes de cenar salimos a dar una vuelta y vimos los alrededores, había casas de madera con césped en el tejado, una casa abandonada que daba mucho miedo y una iglesia rodeada de un cementerio muy bonito al que le hice muchas fotos. Nos encontramos con una pareja del grupo que nos cayeron un poco bien, pero estábamos equivocados, nos han terminado dando mucho asco.
Llegó la hora de la cena y volvimos a meternos p'al cuerpo comida asquerosa, aunque estábamos tan cansados que ya daba igual. Y nos fuimos prontito a dormir, que al día siguiente aún quedaba mucha tela. Con el agotamiento ni siquiera nos molestaba la luz que entró durante toda la noche por la ventana... Buenas noches.

No hay comentarios: